En el centro, un joven caballista porta el Simpecado de Almonte con respeto profundo: sombrero en mano y cabeza inclinada ante la Virgen. Tras él, el Simpecado de la Matriz regresa del Rosario, anunciando la inminente salida de la Virgen del Rocío.

A la derecha, la escena estalla en fervor: la Virgen aparece en su paso, llevada por los almonteños entre vítores, palmas y salves. Los devotos alzan a sus hijos y los Simpecados se acercan para rezar.
Se reconocen siluetas como la Hermandad de Bruselas, que cumple 25 años, y la de Dos Hermanas, con la que el autor peregrina. La escena refleja el clímax del encuentro con la Virgen, bajo la luz vibrante de la mañana.
Con una paleta cálida que evoca el fuego de Pentecostés, el cartel presenta a la Virgen como “Estrella de la Mañana”, con el Niño como símbolo de vida y esperanza. La Hermandad Matriz destaca la fuerza espiritual y simbólica de esta obra que rinde homenaje a la fe y a la tradición de un pueblo
Hermandad del Rocío